“David mostró amor leal”
El Rey David mostró amor leal para con los demás. Con personas que no tenían absolutamente nada y que necesitaban de recursos para su sustento o vivir. Como Rey poseía grandes riquezas, podía haber hecho como otros gobernantes de ese tiempo o como muchas personas ricas de la actualidad, pero él no fue avaricioso.
Son muchos los ejemplos de personas de la actualidad que cuanto más tienen, más quieren y menos comparten. Este no fue el caso de David y podemos aprender mucho de ello. Tanto si poseemos muchas cosas materiales como sino. El ser dador, bondadoso y humilde está al alcance de todos, porque nos motiva el amor leal para con nuestro prójimo.
Según nuestras posibilidades materiales podemos ayudar a nuestra familia carnal y espiritual de muchas formas, no solo con dinero sino con nuestro afecto, con nuestra presencia, con nuestras palabras, con nuestra amistad. Son muchas las formas con las que podemos ayudar a las personas como se ve en la imagen de la guía de actividades para esta semana consolidando y dando apoyo a los afligidos sea cual sea el motivo que lo haya llevado a esta situación.
Incluso nosotros mismos podemos estar viviendo momentos difíciles, ayudar a otros puede que también nos ayude a nosotros y nos fortalezcamos juntos nuestra fe de forma que superemos las pruebas de este sistema y los múltiples problemas que existen unidos como quiere Jehová de sus siervos leales.
Fijémonos en un aspecto muy importante y es que David “mostró” amor leal. Esto implica una acción. Y es que no solo consiste en ser buenas personas, como siervos de Dios esto se presupone de nosotros, o que digamos tener amor leal. No. David hizo esfuerzos por buscar a personas que lo necesitaban.
Esto nos enseña que, podemos querer mucho a nuestros hermanos y familia, pero… ¿de verdad conocemos sus circunstancias? Y esto es muy importante matizar, el objetivo no es conocer detalles personales de su vida, solo lo suficiente para saber si lo están pasando mal o si necesitan ayuda.
Muchas veces en la congregación cuando preguntamos cómo están, decimos un simple: bien hermano. ¿Pero habrá algo más? ¿Algo que le preocupa y que le podemos ayudar? Tenemos que interesarnos por nuestros hermanos, sin entrometernos en su vida personal. Veamos que David buscó a alguien para mostrarle su amor leal, lo leemos en 2 Samuel 9:1:
David dijo: “¿Queda alguien de la casa de Saúl a quien, por Jonatán, yo pueda mostrarle amor leal?”.
2 Samuel 9:1
David se puso manos a la obra y buscó específicamente a una persona necesitada para ayudarle. Un Rey que ayudó a una persona que tenía una discapacidad física y que era de condición humilde como Mefibóset hasta el punto de comer con él. David no solamente mostró su amor leal ayudando al de condición humilde, sino que no le importaba esta condición económica ni física.
Esto nos enseña que el amor no discrimina, y si lo hace, entonces no es leal. Hemos de tratar a todos nuestros hermanos de la misma forma, a las personas de la misma forma. Es cierto que con ciertas personas tenemos más afinidad que con otras, pero esto no significa que ayudemos más a unos que otros, o que no ayudemos con todo nuestro corazón a una persona que lo necesita, ya sea en un momento concreto o durante el tiempo que sea necesario.
Porque como escribió David: “En el día de la calamidad Jehová le proveerá escape”. ¿Y si somos nosotros el escape que estaba buscando nuestro querido hermano durante tanto tiempo? ¿Se lo negaremos? Pues claro que no, porque cultivamos el amor leal que nos ha enseñado nuestro Dios Jehová, en cualquier momento que sea necesario.
Así lo hizo David como leemos en 1 Samuel 20:15:
Nunca dejes de mostrarles amor leal a los de mi casa, ni siquiera cuando Jehová elimine de la faz de la tierra a todos tus enemigos”.
1 Samuel 20:15
Nunca dejaremos de mostrar amor leal a los de nuestra casa. Como David nuestro compromiso con esto es firme, leámoslo en 1 Samuel 20:42:
Jonatán le dijo a David: “Vete en paz, porque los dos ya juramos por el nombre de Jehová. Dijimos: ‘Que Jehová sea testigo para siempre entre tú y yo, y entre tus descendientes y los míos’”. Después David se fue y Jonatán volvió a la ciudad.
1 Samuel 20:42
Se trata de un compromiso solemne motivado por amor leal, no por intereses ocultos o por obligación. Notemos lo siguiente:
El rey David enseguida mandó traerlo de la casa de Makir hijo de Amiel, en Lo-Debar. Entonces Mefibóset —hijo de Jonatán, hijo de Saúl— entró adonde estaba David. Al instante se inclinó rostro a tierra y se postró. David le dijo: “¡Mefibóset!”, y él respondió: “Aquí está tu siervo”. “No tengas miedo —le dijo David—, porque sin falta te mostraré amor leal debido a tu padre Jonatán. Te devolveré todas las tierras de tu abuelo Saúl y comerás siempre a mi mesa”.
2 Samuel 9:5-7
Mefibóset nada más entrar y ver a David se echó rostro a tierra. A lo que David reaccionó diciendo que no tuviera miedo, que le mostraría amor leal, que comería siempre a mi mesa.
Es un amor desinteresado, leal. Cuando ayudamos a nuestros hermanos, a nuestro prójimo esto no es: “hoy por ti, y mañana por mi”. Una frase muy popular en este sistema. Esto es una frase con intereses envueltos. Ayudamos a nuestros hermanos porque los amamos, tanto o más como a nosotros mismos, y no lo hacemos nunca esperando nada a cambio.
Ni cuando pasemos por una situación complicada le recordamos que nosotros lo ayudamos en el pasado. Esto no sería amor leal. El amor leal es puro, de corazón y desinteresado. Solo se interesa por el bienestar de los demás, antes que por el nuestro propio.
Tal como David cumplió su promesa de mostrar amor leal, nosotros también debemos hacerlo. Hemos prometido servir a Dios con nuestro bautismo y dedicación, y esto implica cuidar a su pueblo.
Hacer todo lo necesario para darle lo que necesitan. David lo hizo y así se lo encargó a Zibá como vamos a leer en 2 Samuel 9:9,10 con la orden de que cuidara a la herencia de Mefibóset.
A continuación, el rey mandó llamar a Zibá, el sirviente de Saúl, y le dijo: “Todo lo que pertenecía a Saúl y a toda su casa se lo doy al nieto de tu amo. Tú, tus hijos y tus siervos le cultivarán las tierras y cosecharán su producto para que las personas que tiene a su cargo el nieto de tu amo tengan alimento. Pero Mefibóset, el nieto de tu amo, comerá siempre a mi mesa”. Pues bien, Zibá tenía 15 hijos y 20 siervos.
2 Samuel 9:9,10
Esta discapacidad le impediría realizar muchas laborales domésticas. Y por mucho que David le ofreciera no podía hacer milagros, pero sí ayudó con su bondad y amor leal a hacerle más fácil su día a día entregando esta asignación de cuidado y protección a Zibá a largo plazo. Todos nosotros en un momento u otro necesitamos un apoyo, una mano de quién aferrarnos y sostenernos en momentos difíciles.
Y cuánto más para aquellas personas que luchan como Mefibóset por una espina que tienen clavada en la carne. Esto constituye una lección de bondad, amor leal y humildad magnifica para todos nosotros. Pongamos en práctica la lección que nos dejó David, no olvidemos la promesa que le hizo a Jonatán, el rey David no se olvidó y nosotros tampoco.
Demos lo mejor a nuestros hermanos, busquemos sus necesidades y mostremos de buena gana nuestro amor leal para con ellos porque:
Feliz el que trata al desfavorecido con consideración; Jehová lo rescatará en el día de la calamidad. Jehová lo protegerá y lo mantendrá con vida. Será llamado feliz en la tierra; jamás lo entregarás al capricho de sus enemigos.
Salmo 41:1,2
No solamente seremos felices, sino como dice la segunda parte de este pasaje es como si le hacemos un préstamo a Jehová que nos será devuelto como dice Proverbios 19:17:
El que le muestra compasión al necesitado le hace un préstamo a Jehová, y él lo recompensará por eso.
Proverbios 19:17