Tesoros de la Biblia | Semana del 3 al 9 de Enero 2022

  • Este debate está vacío.
Viendo 1 entrada (de un total de 1)
  • Autor
    Entradas
  • #386
    SJ
    Superadministrador

    TESOROS DE LA BIBLIA: “¡Qué horrible es la traición!”

     

    La traición es un acto deplorable y es aún más doloroso si proviene de nuestro cónyuge, familiares, seres queridos o amigos. Al igual que la mentira, la traición es un acto que se graba en nuestra mente y corazón y que destruye cualquier tipo de relación hasta el punto de que muchas veces no se recupera y si se recupera, no al mismo grado de confianza.

     

    Toda relación se basa en el respeto, y la traición es faltar al respeto, a la confianza. Ya sea de un matrimonio, de una relación familiar o de amistad o dentro de la congregación. Además, como en el caso de la congregación cristiana, una traición puede poner en riesgo a muchos hermanos y hermanas o incluso a la salud espiritual de toda la congregación.

     

    Jehová odia la traición y su justicia se cierne sobre los que han cometido actos de traición. Lamentablemente, en la sociedad actual dominada por Satanás es muy normal ver actos de traición. Pero no podemos descuidarnos y bajar la guardia, en nuestra imperfección podemos estar sembrando sentimientos inconscientes que no conocemos que nos puede impulsar a traicionar a nuestros seres queridos o incluso a nuestro cónyuge o poner en peligro a la congregación cristiana.

     

    Satanás es muy astuto, y tal como un vaso se va llenado gotita a gota, Satanás puede ir llenando este vaso con problemas pequeños o enfados aislados que van llenando el vaso hasta que se puede convertir en un problema grave.

     

    En Jueces 14:16 y 17 y versículos posteriores vemos como el caso de Dalila que utilizó llantos y reproches fue perjudicando la relación con su esposo Sansón, como veremos en este discurso.

     

    Si es cierto que Dalila no lo amaba. Si no tenemos cuidado, nosotros que sí amamos a nuestro cónyuge podemos caer en el mismo error e ir perjudicando poco a poco sin darnos cuenta el amor que sentimos hacia él o ella hasta que se incurre en algo mucho peor.

     

    Proverbios 19:13 dice que “el hijo insensato le causa dificultades a su padre, y la esposa discutidora es como un techo que no para de gotear”. Este goteo constante va llenando el vaso del matrimonio hasta que se puede romper. Pero esto no aplica solo a la esposa, sino también al esposo y los hijos. Todas las discusiones en un matrimonio o familia, por muy pequeñas que puedan parecer, va resintiendo la relación y peligra su unidad.

     

    Problemas siempre habrán en un matrimonio, en una familia… pero tenemos que esforzarnos por resolverlos, por muy pequeños que sean. Pero no solamente resolverlos, sino aprender de ellos y ser mejores personas para evitar futuras discusiones. Cuantas menos discusiones, mejor será la salud espiritual y amorosa de ese matrimonio o familia. Para esto, tenemos que aprender a ceder, escuchar, reflexionar y ser flexibles; no saltar a la primera, aprender que nos hemos casado con nuestro cónyuge por amor y para ser felices, no para discutir. Los problemas se solucionan juntos, y nadie tiene más culpa que el otro en una situación.

     

    El caso de Dalila y Sansón es diferente a los matrimonios cristianos y a la congregación cristiana donde todo es amor. Sansón sí estaba enamorado y tenía un objetivo sagrado por Jehová contra los filisteos. Pero Dalila no y le traicionó por dinero. Leamos Jueces 16:4,5:

     

    “Después de eso se enamoró de una mujer del valle de Sorec llamada Dalila. Así que los gobernantes de los filisteos fueron a hablar con ella y le dijeron: “Engáñalo para que te diga de dónde saca esa fuerza tan enorme. Averigua cómo podemos vencerlo, atarlo y dominarlo. A cambio, cada uno de nosotros te dará 1.100 piezas de plata”.

     

    Dalila fue una mujer manipuladora que no apreció el amor de su esposo sino que apoyaba la causa filistea contra el pueblo de Dios. Los filisteos sabían que su esposa no le era fiel y le ofrecieron dinero para saber cómo podían derrotarlo antes que lo hiciera él. Sobre cuál era el secreto de su inmensa fuerza, que sabemos que provenía directamente de Jehová al ser escogido como nazareo desde su nacimiento para liberar tras años de hostigamiento filisteo al pueblo de Dios, Israel tras darle la espalda nuevamente.

     

    Al final consiguió lo que se propuso tras fallar repetidamente. Sansón llegó un momento en el que cedió tras todas las presiones que recibía de su esposa y le dijo que nunca le habían cortado el cabello. Dalila le traicionó cortándoselo mientras dormía pacíficamente en su regazo y lo entregó a los filisteos. Cuando leemos y estudiamos este relato bíblico el sentimiento que sentimos es muy claro y es repugnante. Nos imaginamos lo herido que estaría Sansón.

     

    Este mismo sentimiento que tenemos ahora, se puede producir si hay mentiras en un matrimonio, entre seres queridos o cualquier otro acto, por muy pequeño que sea, que pueda ser categorizado como traición. La misma mentira es una forma de traición que repercute en la confianza y salud espiritual de la familia y de las congregaciones cristianas.

     

    Leamos Jueces 16:15-18.

     

    “Ella entonces le dijo: “¿Cómo puedes decirme que me amas, cuando no me abres tu corazón? Ya me has engañado tres veces y no me has dicho de dónde sacas tu enorme fuerza”. Como ella lo agobiaba y lo presionaba día tras día, él acabó tan cansado que quería morirse. Por fin le abrió su corazón y le dijo: “Nunca me han cortado el cabello, porque soy nazareo de Dios desde mi nacimiento. Si me afeitaran la cabeza, perdería mis fuerzas y me volvería tan débil como todos los demás hombres”. Cuando Dalila se dio cuenta de que él le había abierto su corazón, enseguida mandó llamar a los gobernantes de los filisteos: “Vengan ahora, que esta vez me ha abierto su corazón”. Y los gobernantes de los filisteos fueron con el dinero adonde estaba ella.”

     

    Esta insistencia de Dalila y los argumentos que usaba tenían un objetivo fijo que era hacer daño a los sentimientos de su esposo para que cediera y le dijera este secreto.

     

    Este caso de Dalila, aunque sea especial, nos enseña a no hacer daño a los sentimientos de nuestros cónyuges, familiares, seres queridos o amigos cuando queremos conseguir algo. No usemos argumentos sentimentales o recriminatorios porque esto hace un daño profundo a la otra persona que es difícil de sanar y puede incurrir en traición como el caso de Dalila y Sansón.

     

    Como cristianos debemos ser fieles siempre a nuestro cónyuge y en cualquier ámbito familiar, y también en la congregación. Nuestra habla siempre tiene que ser para edificar y no para crear otro tipo de intención. Por esto, entre otras cosas, se nos distingue del mundo como dice 1 Tesalonicenses 2:10 que vamos a leer:

     

    “De hecho, ustedes son testigos, y también Dios, de que nos comportamos de una manera leal, justa e intachable con ustedes, los creyentes.”

     

    El reciente amor que se tiene un matrimonio cuando se casa deben conservarlo. Como bien dice una Atalaya, tienen que estar tanto esposo como esposa presente, leales y sin palabras que inciten a la traición o a herir los sentimientos del otro. Tanto a nivel físico como emocional tienen que estar pendientes uno del otro, pasar tiempo uno con el otro y estrechar los lazos entre uno y otro. Deben proteger su matrimonio y su relación con Jehová estudiando la Biblia juntos, predicar juntos, pedirle a Jehová que los bendiga juntos, deben orar juntos.

     

    No solamente en el matrimonio sino también en la congregación. Debemos velar por la integridad y la salud espiritual de todos nuestros hermanos y que nuestra habla y acciones siempre sean para edificar y no hayan actos de traición que puedan poner en riesgo a la congregación o que pueda provocar expulsiones de ella. Jehová nos observa y sabe realmente cuáles son nuestras intenciones, y deben ser todas dignas de portar su nombre como testigos de Jehová.

     

    Si así lo hacemos, como bien dice el Salmo 18:25 y 26:

     

    “Al que es leal tú le demuestras lealtad; al hombre intachable lo tratas de forma intachable; con quien es puro tú te muestras puro, pero con el retorcido te muestras astuto.”

     

    Jehová nos recompensará por nuestra lealtad y fidelidad a Él, su justa Palabra y su Reino venidero.

Viendo 1 entrada (de un total de 1)
  • Debes estar registrado para responder a este debate.