Tesoros de la Biblia | Semana del 20 al 26 de Diciembre de 2021

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    TESOROS DE LA BIBLIA: Jefté era un hombre espiritual.

     

    Jefté fue un hombre espiritual. Esto lo demostró en dos grandes campos que podemos imitar en nuestra vida diaria y en nuestra convivencia con el mundo y dentro del pueblo de Dios. Estos tres grandes campos los vamos a ver a continuación, pero se basan en tres aspectos: 1) nuestra posición hacia los problemas, 2) nuestro conocimiento de las Escrituras, de la Palabra de Dios y 3) Jehová fue el centro de su vida.

     

    Comenzamos con el primero, veremos cómo Jefté dejó los problemas que tenía, que no eran menores sino muy complicados y se centró en lo que de verdad importa, Jehová y su Reino. Estos problemas para cualquier persona sería un reto tremendo, para él también lo fue, una situación injusta y violenta.

     

    Aunque como testigos de Jehová, en la imitación de las cualidades de Jehová como la misericordia, la paciencia o el perdón, podemos querer solucionar todos los problemas que nos surgen. Pero en ocasiones, hay que saber irnos y dejarlos de lado porque, aunque nosotros queramos solucionarlo, habrán personas que no y lo único que lograríamos sería una confrontación nada sana ni espiritual.

     

    Leamos Jueces 11:5-9. Allí podemos ver:

     

    “Y, al ver que los ammonitas luchaban contra Israel, los ancianos de Galaad enseguida fueron a la tierra de Tob para traer de vuelta a Jefté. Le dijeron a Jefté: “Ven, queremos que seas nuestro comandante para que podamos pelear contra los ammonitas”. Pero Jefté les respondió a los ancianos de Galaad: “¿No son ustedes los que me odiaban tanto que me echaron de la casa de mi padre? ¿Por qué me buscan ahora, cuando están en apuros?”. Entonces los ancianos de Galaad le dijeron a Jefté: “Justamente por eso venimos ahora a buscarte. Si vienes con nosotros y peleas contra los ammonitas, serás el líder de todos los habitantes de Galaad”. Y Jefté les dijo a los ancianos de Galaad: “Si me llevan de vuelta para pelear contra los ammonitas y Jehová los hace caer derrotados ante mí, entonces sí seré su líder”.

     

    Jefté, recordemos, que fue expulsado de su familia y casi se fue al exilio. No lo querían, no querían sus medios hermanos que tuviera parte de la herencia. Y cuando Israel tuvo problemas, los ancianos de Galaad fueron a buscarlo para que los ayudara.

     

    Jefté no pudo resolver este problema familiar y tuvo que irse porque habían muchas personas que no lo querían. Ahora, llegó su momento, el momento en el que podía igualar cuentas y saldarse a su favor. Pero, ¿qué hizo? La voluntad de Jehová. Fue humilde, dejó de lado sus problemas e hizo lo que Dios quería para su pueblo.

     

    Claro. ¿Nos imaginamos nosotros en esa posición, nos imaginamos si fuéramos Jefté? Por supuesto hubiéramos respondido que “ahora venís a pedirme ayuda”. Y después de eso, ¿se la hubiéramos dado? No es una situación fácil, pero de seguro que pondríamos en primer lugar la voluntad de Jehová, seríamos misericordiosos y perdonaríamos, dejaríamos de lado los problemas que teníamos con otros para un propósito mayor, el pueblo de Dios.

    Para Jefté tampoco tuvo que ser fácil. De hecho, posiblemente recordará el ejemplo de otros hombres de fe como José y su relación con sus hermanos que lo odiaban. A Jefté le dolió mucho este trato como le duele a cualquier persona, pero puso a Jehová primero en su corazón.

     

    Una vez accedió, se demostró que no solo era valiente sino que tenía mucho conocimiento del pasado de su pueblo y sobre Dios. El mismo conocimiento que debemos tener nosotros de la Biblia.

     

    La valentía sin conocimiento puede hacer que nuestras acciones sean vacías o erróneas. Por eso Jefté, gracias al conocimiento que tenía, pudo responder de forma acertada en esta guerra. Vamos a leerlo en Jueces 11 del 12 al 15.

     

    “Entonces Jefté envió mensajeros al rey de los ammonitas para decirle: “¿Qué tienes tú contra mí para que vengas a atacar mi tierra?”. El rey de los ammonitas les respondió a los mensajeros de Jefté: “Es que, cuando Israel subió de Egipto, ocupó mi tierra, desde el Arnón hasta el Jaboc y hasta el Jordán. Ahora devuélvemela pacíficamente”. Pero Jefté volvió a enviar mensajeros al rey de los ammonitas para decirle: “Esta es la respuesta de Jefté: ‘Israel no ocupó ni la tierra de los moabitas ni la tierra de los ammonitas.”

     

    La explicación de Jefté continúa en los siguientes versículos con múltiples detalles porqué Israel no había ocupado esta tierra y de cuáles eran las instrucciones de Jehová sobre su pueblo que justifica el avance militar de Israel por estos parajes.

     

    Pero poniendo esto a un lado, la cometida del rey de los ammonitas no estaba justificada en ningún sentido, no tenía base. En primer lugar, Israel no había molestado ni a Ammón ni a Moab ni a Edom. En segundo lugar, Ammón no poseía esta tierra cuando se produjo la disputa. Y aun con dudas en las dos anteriores, estamos hablando que han pasado unos trescientos años de todo esto, nada justifica que lo reclame ahora.

     

    Estos argumentos los pudo dar Jefté porque era un hombre espiritual que conocía la historia de su pueblo y todo lo que Jehová había hecho por ellos. De la misma forma, si conocemos la Palabra de Dios en profundidad tendremos los argumentos necesarios para combatir las pruebas que Satanás nos planeta en este sistema de cosas. Y también nos ayudará en el ministerio. Todo esto fortalece nuestra fe y nos convierte en hombres y mujeres espirituales.

     

    Además, este conocimiento también nos permite ser siervos de Dios espirituales en el tercer punto que íbamos a ver en este discurso, que es poner a Jehová en primer lugar. Cuánto más conocimiento que tengamos de la Biblia, será más fácil pensar como Él y Jesús e imitarlos. Además, de que más nos acercaremos a Dios y más lo amaremos, más estrecha será nuestra relación con Él.

     

    Leamos Jueces 11:23,24. En este texto dice que:

     

    “Fue Jehová, el Dios de Israel, quien expulsó a los amorreos delante de su pueblo. ¿Y ahora tú quieres echar a los israelitas? ¿Acaso no te quedas tú con todo lo que te da tu dios Kemós? Pues nosotros también echaremos a cualquiera que Jehová nuestro Dios haya expulsado delante de nosotros.”

     

    El conocimiento bíblico nos hacer saber y detectar que todo lo que tenemos en la vida se lo debemos a Jehová. Que todo lo bueno que ocurre en nuestras vidas es porque Jehová nos lo provee. Ver estas cosas hace que podamos darle gracias y que hagamos todo lo posible en nuestra mano como seres humanos imperfectos para que ocupe el primer lugar en nuestras vidas y en nuestro corazón.

     

    Muchas personas no conocen a Dios o piensan que no existe, o que no es el Dios verdadero. Pero cuando uno estudia la Biblia nos damos cuenta que es la Palabra de Dios, que sus promesas se están cumpliendo y que de verdad nos ama.

     

    Y esto se debe a que tenemos un conocimiento profundo de las Escrituras como lo tenia Jefté al mencionar al dios falso Kemós, aunque muchas personas pensarían que es un error.

     

    El conocer verdades profundas de la Biblia nos hace tener un dominio de las Escrituras y una seguridad impresionante en la veracidad de la Biblia, la existencia de Dios y su propósito como ninguna persona pudiera tener que no estudie la Biblia.

     

    Todo esto lo conseguimos, no solo con estudio queridos hermanos sino también reflexionando y poniéndolo en práctica. Esto no es decir: “vale, a partir de hoy voy a cambiar el chip… no me van a afectar los problemas de los demás, voy hacerlo todo según la Biblia indicia y no cometeré errores”.

     

    No hermanos, esto es un proceso gradual y en este proceso hemos de recordar que seguimos siendo imperfectos. Para conseguir ser personas espirituales como Jefté y dominar los tres puntos que hemos visto en este discurso, tenemos que hacer con el hermano de la ilustración.

     

    Adquirir conocimiento bíblico, reflexionar y ponerlo en práctico. Con la práctica y un estudio riguroso seremos personas más espirituales cada día siempre que oremos a Dios de continuo y le pidamos su ayuda para conseguir esto y ponerlo siempre en primer lugar en nuestras vidas.

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