Tesoros de la Biblia | Semana del 10 al 16 de Enero 2022

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    TESOROS DE LA BIBLIA: “Desobedecer las leyes de Dios nos mete en problemas”.

     

    La lectura semanal de Jueces 17 al 19 nos muestra las consecuencias que tiene desobedecer las leyes de Dios. En aquel tiempo Israel no tenía un rey que los guiara y cada cual hacía lo que creía oportuno y que podía ser bueno. Aunque muchos de ellos se olvidaron de las leyes que Dios ya había remarcado y en las que había sido muy exacto, como la devoción exclusiva.

     

    Tanto Miqueas como el levita tuvieron grandes problemas que pusieron en peligro su vida y la de sus familias. No solamente Miqueas incurrió en un grave pecado de idolatría al construir esos efod y diferentes instrumentos para adoración sino que le robó a su propia madre.

     

    Vamos a leerlo en Jueces 17:2,1. Allí podemos notar:

     

    “En la región montañosa de Efraín había un hombre llamado Miqueas. Él le dijo a su madre: “¿Recuerdas las 1.100 piezas de plata que te quitaron y por las que te escuché decir una maldición? Mira, las tengo yo. Yo fui el que tomó la plata”. Al oír esto, su madre dijo: “Que Jehová bendiga a mi hijo”.

     

    Miqueas no le pidió prestado este dinero a su madre, sino que lo robó y una vez se lo devolvió le dijo que lo usara para construir una imagen tallada. El robo ya es un pecado grave y que Dios detesta, pero sabemos, que la idolatría es condenada en cualquier nivel por Jehová.

     

    Y esto no es la primera vez, Dios siempre ha exigido devoción exclusiva y esto era sabido por todos. Y aunque en ocasiones ciertas personas han construidos objetos de adoración con buenas intenciones para adorar a Jehová, la respuesta de Dios siempre ha sido la misma y condena cualquier objeto hecho por el hombre para representarlo a Él.

     

    Miqueas y su familia ya estaba cometiendo dos graves pecados: el robo y la idolatría. Jueces 17:4,5 podemos leer lo que hicieron:

     

    “Una vez que él le devolvió la plata a su madre, ella apartó 200 piezas de plata y se las dio al platero, quien hizo una imagen tallada y una estatua de metal. Y las pusieron en la casa de Miqueas. Este hombre, Miqueas, tenía un santuario. Hizo un efod y algunos ídolos domésticos, y nombró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.”

     

    Este hijo que fue sacerdote se refiere al levita que tocó la puerta de Miqueas en busca de refugio. El versículo 12 lo aclara, dice:

     

    “Además, Miqueas nombró al levita para que fuera su sacerdote, y este se quedó a vivir en su casa.”

     

    ¿Lo hizo con malas intenciones Miqueas? No, recordemos que hemos dicho al principio que no había rey en Israel por aquel tiempo. Las personas hacían lo que pensaban que era apropiado para servir a Dios.

    Cuando la madre de Miqueas recuperó este dinero que le había robado su propio hijo incumpliendo el octavo Mandamiento, se vio impulsada a santificar la plata a Jehová que había recuperado. Como una muestra para darle las gracias por haberla recuperado, pero esto lo hizo con un acto deplorable que fue construir una imagen tallada y una estatua fundida.

     

    Estos objetos de culto luego fueron para la casa de Miqueas, que junto a un efod y un tefarim que tenía construido, se convirtió su casa o una parte de ella en na casa de dioses, y el levita, fue acogido en su casa para que actuara como sacerdote.

     

    Las intenciones de Miqueas era honrar a Dios, no tenía malas intenciones ni el deseo de adorar a otros dioses. Pero esta no es la manera de recordar a Jehová, como bien sabemos, viola otro principio bíblico inamovible. Miqueas incurrió en la violación del mandamiento que prohibía la idolatría y que está citado en Éxodo 20:4-6.

     

    Miqueas, en su condición de hombre imperfecto, se olvidó por completo del tabernáculo y el sacerdocio de Jehová por pensar que esto era lo correcto que debía hacer.

     

    Llegó hasta el punto en el que pensó, cuando ya tenía un levita sacerdote a su servicio en su casa, que ahora sí que sí Jehová le haría bien a él y su familia por hacer las cosas como Dios quiere, nada más lejos que la realidad, todo lo contrario. Además, este sacerdote no reunía ni siquiera los requisitos para serlo ya que no pertenecía al linaje de Aarón, lo que aumentó aún más los errores de Miqueas. Este pseudo-sacerdote debería haber sido el primero en saber cómo Jehová quiere que le adoremos.

     

    Miqueas estaba incurriendo en pecados muy graves que le traería consecuencias y pondría su vida en peligro; ahora veremos cómo.

     

    Hoy día nos puede pasar cosas similares. No caer en errores y en pecados graves como el robo, hurto o la idolatría. Estos son mandamientos muy claros que están presentes en la Biblia y que todo siervo de Dios conoce. Pero si podemos caer en otros pecados de forma más sutil por los hábitos y la forma de vida de este sistema.

     

    Por ejemplo, la idolatría actual puede presentarse de muchas formas. No hace falta que tengamos una imagen tallada, una estatua o algún objeto físico. La idolatría moderna puede ser cualquier cosa que pongamos en primer lugar en nuestro corazón, como puede ser: el dinero, el ocio, los videojuegos, el trabajo, los estudios, personas famosas que podemos considerar ídolos o ejemplos a seguir, etc.

     

    Al final, todo lo que pongamos en primer lugar en nuestro corazón se convierte en una forma de idolatría, ya que el Reino de Dios siempre está en primer lugar. Si dejamos de predicar, de ir a las reuniones, de estudiar la Biblia, de compartir tiempo con nuestros hermanos, de descuidar la adoración en familia por conseguir más dinero y más dinero… lo que estamos haciendo de forma indirecta es rendir culto al dinero, convertir al dinero en nuestro dios falso, estaremos rindiendo adoración, idolatría al dinero.

     

    Respecto al segundo error que cometió Miqueas, el robo. Sabemos que no debemos robar y que los ladrones no heredarán el Reino de Dios. Pero también tenemos que tener presente que el sistema de Satanás como hemos dicho antes es muy astuto y podemos caer en este pecado de una forma muy sencilla incluso con nuestra familia con una frase que puede ser típica: “te lo cojo prestado y ya te lo devolveré”. Puede que alguna vez lo hayamos dicho, y no tiene nada de malo porque al final todo queda en familia y todos sus miembros vela por el bienestar del conjunto familiar.

     

    Pero una cosa es esto, y otra muy diferente es que usemos esta frase de forma tan frecuente y a la ligera que pueda derivar un conflicto familiar o incluso terminar en alguna forma de robo o hurto.

     

    Nuestra imperfección puede llevarnos, aunque conozcamos lo que Jehová quiere de nosotros, caer en errores que nos lleve a desobedecer leyes divinas con las consecuencias que esto puede tener. Miqueas se quedó sin nada y su vida corrió peligro, y el levita sacerdote vivió acontecimientos horribles. Leamos Jueces 18:24-26.

     

    “Él les respondió: “Ustedes me han quitado los dioses que me hice, y también se han llevado a mi sacerdote. ¿Qué es lo que me queda? ¿Cómo se atreven a preguntarme qué me pasa?”. Los danitas le contestaron: “No nos levantes la voz, no sea que algunos hombres furiosos se les echen encima y eso te cueste la vida a ti y a los de tu casa”. Entonces los danitas siguieron su camino. Y Miqueas, al ver que ellos eran más fuertes que él, dio media vuelta y volvió a su casa.”

     

    Miqueas persiguió a los danitas cuando le habían quitado todo lo que había construido. Se dio cuenta que eran más fuertes, y que si seguía con su reproche, a parte de perderlo todo, podría perder su vida y la de su familia. Los danitas posteriormente a esto derribaron y quemaron la ciudad de Lais, edificando la ciudad de Dan. Miqueas estuvo a punto de perder la vida, a parte de todo lo que tenía por desobedecer las leyes divinas, sin ser consciente de que realmente no estaba adorando a Jehová sino yendo contra Él.

     

    No nos dejemos llevar por el ímpetu de este sistema, no nos dejemos llevar por lo que hacen todos y ven como normales. Nosotros hermanos, no somos parte del mundo y hemos dedicado nuestras vidas a Jehová, y esto significa vivir en sujeción con sus justas normas. Y esto implica no solamente hacer cambios en nuestras vidas que nos ha llevado al bautismo, sino también renunciar a placeres mundanos, amistades y otro tipo de cosas. No siempre es fácil hermanos, pero si hacemos lo correcto y vivimos de acuerdo a las justas normas de Dios, nos irá mejor en la vida porque Jehová sufre cuando ve a sus siervos fieles sufrir por los problemas de esta sociedad.

     

    Recordemos hermanos, aunque nos haya sido duro en muchas ocasiones, qué beneficios hemos tenido. Como la imagen de esta semana: “¿Qué cosas buenas he tenido en la vida por obedecer a Jehová?”. Esta pregunta nos ayuda a valorar las leyes de Jehová y nos será mucho más fácil tenerlas siempre presentes y sujetarnos a ellas.

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