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    TESOROS DE LA BIBLIA: “Consultemos siempre a Jehová”.

     

    “En esta época, en Israel no había rey”. Hemos leído esto en muchos versículos de los últimos capítulos de Jueces que llevamos estudiando estas semanas. Y hemos visto como consecuencia de esto, otros tantos versículos que dicen: “cada uno hacía lo que le parecía que estaba bien” como Miqueas, que cayó en idolatría y robo.

     

    Esto nos ha demostrado, por muchos ejemplos: Miqueas, el levita y su concubina, la guerra contra los benjaminitas y luego sus mujeres que sin una guía firme, las personas se pueden perder y se pierden porque no saben qué tienen que hacer o qué está bien, sino que cada uno hace lo que le parece, y esto, normalmente, sale mal.

     

    Es muy necesario, por tanto, un rey. Alguien que guíe en incertidumbre y tiempos revueltos. Hoy día, Jehová pone a disposición de su pueblo una organización terrestre encabezada por el esclavo fiel y prudente y el cuerpo gobernante que organiza la predicación mundial, la organización de las reuniones y otros muchos aspectos de la Obra de Dios y de su pueblo.

     

    Un ejemplo muy reciente, es el tema de las vacunas. ¿Qué hubiera pasado sin un rey como en aquella época en Israel? La organización, prudentemente ha tratado este tema de las vacunas contra el COVID como un tema persona de salud. No obstante, ¿qué guía nos ha dado sobre este tema?

     

    En las noticias se habla mucho de las vacunas, pero no recuerdo ni una noticia en la prensa escrita o digital que hable de si las diferentes vacunas disponibles tienen o no sangre. Esto sí lo ha hecho la organización. Sin un rey que guíe, ¿cómo hubiéramos sabido esto? Cada uno haría lo que le pareciera que estuviera bien.

     

    Y como hemos dicho, esto suele salir mal. Es por ello, que siempre debemos consultar la Biblia antes de tomar cualquier decisión en nuestras vidas, orar a Jehová sobre este asunto, asesorarnos con las instrucciones que da la organización sobre ese asunto y también si es necesario consultar con los ancianos de congregación.

     

    Tal como se ve en la imagen de esta semana, ¿qué hacemos cuando hay algo que no sabemos, nos preocupa o nos ocurre? Pues como vemos en el lado derecho, consultamos con un especialista, como un médico. Este nos dirá como está nuestra salud física y qué debemos hacer para mejorarla.

     

    ¿Y qué ocurre con nuestra salud espiritual? No nos podemos olvidar de esta. ¿A quién consultamos sobre esto? A Jehová, claramente. ¿Cómo? Pues con el lado izquierdo de la imagen: estudiando, meditando y orando a Jehová y con la Biblia. Con nuestros ancianos, con las instrucciones de la organización. Son muchos los medios de consulta espiritual que Jehová ha puesto hoy día a disposición de sus siervos con el esclavo fiel y prudente.

     

    Los israelitas en aquel tiempo que no había rey también consultaron en varias y repetidas veces a Jehová sobre qué hacer y cómo actuar. Cuando lo hicieron así, les fue bien, cuando no, les fue mal. Vamos a leerlo en Jueces 20:17,18 y luego el versículo 23.

     

    “Sin incluir a los de Benjamín, los hombres de Israel juntaron a 400.000 hombres armados con espadas: eran todos guerreros experimentados. Partieron y subieron a Betel para consultar a Dios. El pueblo de Israel le preguntó: “¿Quién de nosotros irá al frente en la lucha contra los benjaminitas?”. Jehová les respondió: “Judá irá al frente”.

     

    Los israelitas cuando lo hicieron y volvieron, a su parecer derrotados por las bajas que tuvieron a manos de los benjaminitas, volvieron a pedir consejo a Dios y así en varias ocasiones hasta que Jehová los entregó en sus manos. Leamos ahora el versículo 23 para ver esto mismo:

     

    “Los israelitas subieron a Betel y lloraron delante de Jehová hasta el anochecer y le preguntaron a Jehová: “¿Deberíamos ir otra vez a pelear contra nuestros hermanos, la gente de Benjamín?”. Y Jehová les respondió: “Vayan contra ellos”.

     

    Los israelitas volverían a consultar a Dios. Ya que sufrieron dos derrotas con grandes perdidas cada una de ellas. Estas batallas, se produjeron como represalia y justicia a lo que había acontecido con el levita que se hospedó con Miqueas. Al violar y matar a su concubina de forma atroz.

     

    Antes de estas batallas, habían hecho muchas cosas mal por no tener un rey y hacer cada uno lo que le parecía que estaba bien. Ahora, en el enfrentamiento con la tribu de Benjamín sí consultaron. Y aún así perdieron dos veces con grandes perdidas, ¿seguirían orando y confiando en Jehová?

     

    Así lo hicieron una tercera vez, donde los israelitas confiaron finalmente por completo en Jehová y que les ayudaría a limpiar su nombre. Esto lo podemos leer en Jueces 20:26-28. Allí leemos:

     

    “Entonces, todos los hombres de Israel subieron a Betel, donde lloraron y se sentaron delante de Jehová. Aquel día ayunaron hasta el anochecer y presentaron delante de Jehová ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Después de eso, los israelitas consultaron a Jehová, ya que el arca del pacto del Dios verdadero estaba allí en aquellos días. (Finehás, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, prestaba servicio delante del arca en aquellos días). Ellos preguntaron: “¿Deberíamos salir una vez más a pelear contra nuestros hermanos, los hombres de Benjamín, o deberíamos dejarlo así?”. Jehová les respondió: “Vayan, que mañana los voy a entregar en sus manos”.

     

    Cuando confiamos plenamente en Jehová y lo ponemos en primer lugar de nuestras vidas, siempre nos irá bien y el resultado será beneficioso y honrará el nombre de nuestro Padre celestial.

     

    Resultado que leemos en Jueces 20:35, allí está citado:

     

    “Jehová derrotó a Benjamín delante de Israel. Aquel día, los israelitas mataron a 25.100 hombres de Benjamín, todos ellos armados con espadas.”

     

    Porque cuando estamos angustiados, y no hacemos lo que nos parece, sino que ponemos el asunto en manos de Dios, como dice Lucas 11:9:

     

    “Así que les digo: sigan pidiendo y se les dará, sigan buscando y encontrarán, sigan tocando a la puerta y se les abrirá.”

     

    Si le pedimos a Jehová que nos guíe y confiamos en él plenamente como hicieron esta vez los israelitas, podemos estar seguros que se nos abrirá y encontraremos aquello que buscamos o necesitamos.

     

    No debemos desfallecer en nuestra perseverancia y confianza en Dios. Aunque el problema sea recurrente o persistente. Y que veamos que por muchos esfuerzos y oraciones que hacemos no terminan de desaparecer estas circunstancias que nos genera incertidumbre o dolor, no debemos desfallecer. Y seguir orando vez tras vez e insistiendo, confiando en Jehová como hicieron la tercera vez los israelitas después de ser vencidos en dos ocasiones con grandes bajas humanas y consecuencias.

     

    Jehová está con nosotros, ve por lo que estamos pasando. Nos puede parecer, y más en estos momentos que más necesitados estamos que la ayuda o respuesta por parte de Jehová tarda en producirse, pero llegará en el momento que él vea más oportuno.

     

    Recordemos hermanos que Jehová no nos pone a prueba, a ninguno de sus siervos y que no le gusta ver que las personas justas que le sirven sufran en este sistema. A esto hay que sumarle que Jehová no va a permitir que suframos más allá de lo que podamos soportar.

     

    También recordemos lo que hemos estudiado la semana pasada con el ejemplo de Noemí y Rut. Noemí estaba hundida y no sabía porque Jehová se puso en su contra. Pero la realidad, es que ya la estaba ayudándola, dándole de soporte a Rut y Boaz, pero esto no lo vio hasta que pasó esos momentos difíciles.

     

    Muchas veces Jehová ya nos está ayudando, pero nosotros, puede ser que aún no hemos valorado o detectado esa ayuda y que lo hagamos posteriormente cuando meditemos y reflexionemos profundamente. Y si aún no ha pasado esto, como leímos en Lucas sigamos pidiendo, y recibiremos.

     

    Lo que podemos estar completamente seguros hermanos, que debemos confiar y consultar siempre a Jehová, pedirle en oración y él, a su justo momento, nos proveerá. Ahora, después de este discurso, reflexionemos y meditemos en cómo afrontamos nuestros problemas y decisiones en este sistema: “¿Acudo enseguida a Jehová cuando tengo problemas? ¿Busco la sabiduría y la guía de Jehová una y otra vez?”.

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