DISCURSO Semana del 19 al 25 de Mayo 2023 – 5 MIN
Lección Nº 14: Destacar los puntos principales.
Título: “Aproveche el poder de la Palabra de Dios en la predicación”
¿No nos ha pasado alguna vez que hablamos con cierta persona de un determinado y utilizamos las palabras o la opinión de otra persona?
¿Por qué hacemos esto? Vamos a explicar de forma más extensa esta situación. Estamos argumentado sobre cierto tema o situación, de la que sabemos que tenemos la razón y así es. Pero la otra persona se siente incrédula a lo que nosotros decimos, aunque es la verdad y en nuestro interior sentimos que no nos va a creer por mucho que digamos y nos duele porque sabemos que tenemos toda la razón.
¿Sabemos de la sensación que estamos comentando no? ¿Qué hacemos entonces? Puede que sepamos que cierto tema es así, porque nos dedicamos a ello, pero esto sigue sin convencer a la persona hasta que ahora decimos: en la radio lo dijeron o salió por televisión el otro día, o tal persona destaca, doctor o catedrático o experto en cierta materia lo corroboró.
Es aquí cuando la persona cambia totalmente y dice “Ahh es verdad”. ¿Por qué empleamos como argumento las palabras de una autoridad? Porque tiene poder, en este sistema, por su posición social predominante y reconocida públicamente.
Así es hermanos/as, en nuestro ministerio estamos argumentando sobre temas espirituales que sabemos completamente que es la verdad, pero que por mucho que argumentemos, las personas siguen siendo incrédulas. ¿Quién tiene la autoridad aquí? Jehová. Tenemos que aprovechar el poder de Jehová en el ministerio y hablar a través de la Biblia, argumentar desde la autoridad de nuestro Padre celestial. De esta forma nos insta las Santas Escrituras en el texto que vamos a leer a continuación y que se encuentra en 1 Tesalonicenses 2:13:
“Por eso nosotros también le damos constantemente gracias a Dios, porque, cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, no la aceptaron como palabra de hombre sino como lo que de verdad es, como palabra de Dios”. Hasta ahí.
Las personas en el ministerio no van a conocer la verdad con nuestros argumentos, sino con el poder de la palabra de Dios, que es la que actúa sobre ustedes, los que son y serán creyentes, como termina diciendo este pasaje bíblico.
Jehová es quién tiene que hablar por medio de nosotros, porque es quien tiene la autoridad y el poder de hacerle llegar la verdad a todas las personas.
¿Termina aquí nuestra labor? Ni mucho menos. En el ejemplo anterior, cuando hemos rehusado nuestros propios argumentos aún sabiendo que teníamos razón, para transmitir autoridad.. a esta persona importante, reconocida socialmente, no la introducimos en la conversación como: “aquella persona dijo”… sino “el experto en ciencias licenciado en tal universidad dijo…”.
Efectivamente, cada persona es diferente, cada ambiente social es distinto y según el territorio se utilizarán unas expresiones u otras, un cierto nivel de formalidad o no… es por ello, que cuando mencionamos que estas palabras las escribió Dios tenemos que hacerlo con la autoridad que él se merece y darle ese punto de rigurosidad a nuestra hablar de forma que se distinga los argumentos que damos nosotros, personas humanas imperfectas con el ser que lo ha creado todo… por ejemplo, es muy distinto decir… “mira lo que dice aquí…” que decir… “fíjese lo que se menciona en las santas escrituras…” ¿Notamos la diferencia? Autoridad. Poder. Nosotros conocemos la autoridad de Dios, pero las personas del ministerio no tienen por qué, es por ello que tenemos que mencionar a Jehová con la autoridad y respeto que merece.
Llegados a este punto tenemos prácticamente la conversación perfecta, ¿qué es lo que nos falta? Lo vamos a leer en Lucas 24:32:
“Y se dijeron el uno al otro: “¿Acaso no nos ardía dentro el corazón cuando él venía hablándonos por el camino, cuando nos explicaba claramente las Escrituras?”.
Antes de mencionar este versículo, notemos como el esclavo fiel y prudente escribe “Escrituras”, ¿cómo lo hace? Con mayúscula, es decir: Autoridad.
Bien, en este texto dice que las Escrituras le transmitía conocimiento y la verdad de Dios, evidentemente, ¿pero cuándo estas palabras tenían el poder de arder el corazón? Sí, cuando se lo explicaban.
Volvamos al ejemplo del inicio, ahora esta persona con autoridad que utilizamos para defender que tenemos razón es un científico que utiliza tecnicismos. ¿Cómo se quedará la persona? Posiblemente puede decir: “Pues si él lo dice yo no soy nadie para debatirlo, tendrá razón” y estas palabras las acompaña con un gesto no verbal como una cara de no entender absolutamente nada de lo que significa.
Por tanto hermanos, para que la palabra de Dios actúe con poder en el ministerio y nos ayude a enseñar la verdad tenemos que imaginarnos que vamos predicando con Jehová, que Él es nuestro compañero. Es decir, Jehová sienta las bases de la autoridad y poder con su Palabra, y nosotros la defendemos explicando bien los textos y utilizando la Biblia con raciocinio.
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